Los hechizos son una de las partes más importantes del juego de Magic: The Gathering. Los hechizos son cartas especiales que te permiten realizar acciones en el campo de batalla, desde invocar criaturas hasta destruir a tus oponentes.
Los hechizos se clasifican en dos tipos principales: permanentes e instantáneos. Los hechizos permanentes son aquellos que permanecen en el campo de batalla una vez jugados, como criaturas, encantamientos y artefactos. Estos tienen la capacidad de afectar el tablero de juego de forma permanente. Por otro lado, los hechizos instantáneos son aquellos que se activan inmediatamente y tienen un efecto temporal. Estos pueden usarse para remover criaturas o encantamientos, curar a tus criaturas, ganar vidas, etc.
Los hechizos también se dividen en diversos colores, cada uno con sus propias características y habilidades. Los colores blanco, azul, negro, rojo y verde están basados en la magia elemental, mientras que los colores multicolor y croma se basan en la mezcla de los elementos básicos. Los hechizos cromáticos combinan dos colores diferentes para producir un efecto único.
Cada uno de estos colores de hechizos ofrece algunas habilidades únicas. Los hechizos blancos se centran en ayudar a tus aliados, curando sus heridas y protegiéndolos de daños. Los hechizos azules se centran en el control del tablero, interrumpiendo ataques y bloqueando movimientos. Los hechizos negros destruyen criaturas, robar vidas y manipular el destino de los jugadores. Los hechizos rojos son agresivos, invocando criaturas de alto poder y destruyendo encantamientos. Los hechizos verdes se centran en la creación de criaturas, así como en la recuperación de energía.
En definitiva, los hechizos son una herramienta vital para cualquier jugador de Magic. Los jugadores experimentados saben cómo elegir y usar los hechizos adecuados para ganar la partida.